24 abril, 2007

la selva de las palabras

Sólo te escribo para saludarte desde una cascada de lluvia que habita los cimientos de mi morada. Las almoadas de Antílope susurran los secretos de los espíritus que antes de llegar a este mundo debieron olvidar. Así escribo, con los dedos azules por el canto del cielo, así escribo, con la piel degollada de tanto bailar al son de la madrugada. Así me despido, vertiendo palabras desde las venas que en vez de conformarse buscan la selva de las palabras.


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